Tras quince años del gran estallido, poco quedaba sobre la tierra.
Un hombre habitaba aquel mundo silencioso.
Paso doce años buscando alguien. Y nada.
Tres años atrás abandono toda búsqueda y esperanza.
Vivía su presente, hablando con animales, andando errante.
Esperando su muerte.
Pidiéndole a Dios que le evitara al menos una agonía final.
Años de silencio, resignación. Años sin sentido.
Allí estaba, en una casa que había hecho suya.
En el oscuro salón.
Esperando otro atardecer.
Cuando repentinamente, un sonido viejo conocido lo estremeció.
Alguien, una mujer según la silueta dibujada a contraluz, golpeaba a su puerta.
DIEGO DOBLER.



1 criticas constructivas:
Un relato postapocalíptico con un final esperanzador.
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