-Sube sin miedo, que yo estaré abajo con los brazos abiertos –instó el padre a su hijo, quien, delante del árbol, no acababa de decidirse.
-¿Y quién estará arriba conmigo?
-Tú, contigo mismo. La mejor compañía.
Un argumento incontestable.
-Allá voy, papá.
Y el niño, de un impresionante salto, se encaramó a una rama del árbol; allí le esperaba el otro niño, un poquito más alto de lo que hasta ahora había sido él.
Por “El Principito de Macondo”
4 criticas constructivas:
¿es él mismo? un encuentro entre dos tiempos, te deja pensando.
ME confundí.......
quien era el otro niño...¿el?
crecio porque subio al arbol?
interesante..solo el autor sabra la respuesta
Creció porque venció su temor.
La confianza que el padre le dio al niño hizo que éste creciera en autovaloración y estima. Uno de esos empujones que siempre necesitamos en la vida y reafirman la solidez del vínculo. Muy bueno.
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