El que tiene boca se equivoca, el que tiene boca se equivoca, el que tiene boca se equivoca. La frase resonaba desde siempre en la mente del orate.
Su casa era su mundo, no había un afuera para él. Todo por aquella frase…
De pronto se le ocurrió. Todos los espejos de la casa fueron cambiados. Ahora, tenían un agujero en el sitio exacto de su boca. Y él se mira feliz, ya no tiene boca, entonces ya no se equi-boca, boca, boca…
Por Ana Laura
5 criticas constructivas:
Muchas veces ocurre en todos los seres humanos, que deseamos no tener más boca, para dejar de equivocarnos. Creemos que eso ocurrirá, nadie podría corregirnos.
Entonces, El que tiene boca se equivoca, y si, pero si logro pensar o creer que no la tengo, voy a poder convencerme que todo lo que salga de ella es lo correcto, dejare de equivocarme.
Un relato sencillo y concreto. Muy bueno.
Me gustó el tema aunque no como está escrito. Me enredó.
ja ja ja, me gusta el toque de ironía de este relato, el juego de palabras y el término "orate" hacía un montón que no lo veía.
jaja el final es muy irònico ^^ yo nunca pude hacer un juego asì de efectivo de palabras, pero we... no es mala idea lo de una sombra en el reflejo de la boca,ya no habrìa forma de sucumbir ante el peligroso poder de las palabras.
Buen relato, muy ocurrente y con buen juego de palabras. Muy original.
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