No son damas. Son resquicios en nuestra piel, vegetación en nuestros poros, madrinas de nuestros abrazos, reinas de nuestras caricias, matronas de nuestros llantos y dueñas de nuestras conexiones emocionales. Pero, no son habilidosas, en la partida de ajedrez jamás juegan con destreza y se dejan abatir con demasiada facilidad, a penas oponen resistencia y una vez mueren descorazonadas entonces comienza la debilidad más absoluta, actúan bajo un despotismo somnífero que les obliga a humillarse y a brotar, a desperdiciarse y a florecer en desiertos donde acabaran pereciendo en la más austera soledad.
Por Bohème
3 criticas constructivas:
Las lágrimas...jamás vi tanta sutileza para referirse al llanto, al gemido amagado de unas lágrimas incomprendidas y cargadas de espera. Debe de ser cierto, y en muchas ocasiones se desperdician y chocan contra un suelo que no consuela, que humilla y resquebraja el alma. Me ha gustado, porque aunque siendo lágrimas me han acariciado.
Bien Carlos, con tu critica has llegado al punto del relato.
Sin mencionar el elemento del que se habla se ha hecho una bien desarrollada descripción que linda con lo poético.
Es una canto a la sensibilidad, las lágrimas nunca suelen ser audaces ni tienen uso alguno de la razòn. es hermoso el escrito.
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