Estábamos en el piso, mirando el polvillo. No movimos los ojos durante dos horas. Cada tanto uno movía una de sus patas, ambas eran patas ahora, porque ambos hacíamos lo mismo. Se escuchó una voz que dijo ‘‘vamos a pasear’’. Uno salió corriendo para que le pongan el collar y la correa. Su lengua babeaba y su corazón se oía a una legua. Seguía sin saber quien paseaba a quien, si el perro que no tiene nada mas que esperar e ir a pasear, o el dueño que se encierra en su casa a mirar televisión. Ambos necesitaban pasear.
Por Negritte
6 criticas constructivas:
Es verdad, existe esa simbiosis entre el amo y el perro, en este caso busca un sentido de existencia mas profundo, analógico.
"los perros quieren a sus dueños como si fueran dioses, por eso hay gente que quiere más a sus perros que a los hombres."
pobre autoestima del hombre,ni me gustan los perros ni nana xD en realidad como redacción no me entusiasma mucho
Las primeras dos oraciones realmente me parecieron las que mayor trasfondo guardan. Son terribles en un sentido (en el sentido mascota vs ser vivo), y en otro sentido marcan una diferencia entre lo q es el hombre como especie, y el resto de las especies animales. Esto no esta implícito en el relato, pero es lo que me produjeron esas oraciones.
Noto algunas, no diria incoherencias, sino una escritura algo confusa en cuanto a la cantidad de personajes y la posicion del narrador (parece q son 2 perros, sin embargo despues el narrador abandona uno de esos perros y se vuelve 3º persona).
Tambien note que el final fue un poco prematuro, luego de "su lengua babeaba [...]. Seguia sin saber [...]" El seguía me pide una mayor coneccion entre la descripción del perro y alguna comparación con el amo.
Sin embargo, me gusta como resuelve el relato. La observación es sencilla, cotidiana, pero en conjunto con las primeras oraciones q antes señalé, se vuelve quizas mas sarcástica, y realmente transmite un sentido critico y ganas de hacer algo para cambiar la situación.
Corde
No está mal el ecrito, pero no llega a 'entusiasmarme' parafraseando a Valen. Quizá si se pudiera disfrazar a los personajes 'perros' para descubrirlos en el último momento, la sorpresa le otorgaría al relato mayor fuerza.
El título es un juego de palabras es PABLOV al reves. Pablov inicio un experimento donde se condicionaba a un perro para que a determinada hora, la de la comida, se le hiciera sonar una campana mientras el can se alimentaba, notaron que al tañirla, incluso fuera del horario de comida, el perro empezaba a babear.
Nunca subestimen a ninguno de los relatos porque pueden tener algo más que no hemos visto en la primer lectura.
El célebre reflexólogo ruso a quien se refiere el coordinador se apellidaba 'Pavlov', y no 'Pablov'.
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