Donde el frío ya no enfría, donde las tempestades se convierten en murales sombrios... Allá, donde el cielo acude azorado, rogándole a las estrellas que no regalen su esplendor sin antes besar su color.
En ese sitio, donde las ropas no pueden cubrir los cuerpos, desnudos de armonía... tan faltos de abrazos calurosos. Ahí donde el mar se ahoga en sus acaudaladas rías, celoso de que su fuente se desvanezca en soledades.
Si... en este cuadro quieto, en este rincón de añoranzas, es el espacio que mi corazón dibujó para no sentir que la sangre ha abandonado su lecho.
Miel Roja



2 criticas constructivas:
La sensación de desazón está lograda.
Es un texto lírico, ensoñador, con cadencia y buenas imágenes.Me gusta.
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