Sudo frío.
Una lengua estremecida por una rala llovizna, temblaba la piel erizada. En ese instante comenzó a palpar su entera humanidad.
Trató de repetir esa voz en su memoria. Sobrecogido temía, su pellejo curtido por el invierno, los ojos brillosos. Tenía que tomar aliento para borrar sus temores.
Ya no estaba parado, sino que regaba su cuerpo en el piso mas un charco de sangre que borraba su aliento y el aroma del café amargo que solo se serviría hasta la próxima mañana.
19/09/08
JCBP
1 criticas constructivas:
Hay algo de inquietante este relato, trata de transmitir la sensación que figura en el título.
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