Mirándola, expliqué a los muchachos que la había navegado. Cada uno de los veinte mares que nos encaraban. Había tornado de su pequeña redondez una noche de agosto. Deseando volver a surcarla. Sabía que un día regresaría. Le aguardaba un barquito de sueños en los océanos de su lado oculto.
Por Evaristo
1 criticas constructivas:
Un texto extraño pura fantasía o locura.
Publicar un comentario