Esa noche me detuve a contemplar el cielo “satelitado” y pensé en todas nuestras iónicas esperanzas: futuros coches cuyo vuelo surque espacios, bosques hechos a base de hierro aleado con acero y bares en los cuales nos sirvan cerveza con algún nuevo nombre extraño. Y contemplé en esa noche una especie de tanque volador, o quizás era un misil, desde cuyo interior un extraño personaje de piel seca como deshidratada por una guerra, me hacía gestos desesperados con sus manos. No entendí lo que quiso decir, sólo supe que se perdió en el infinito. Y yo seguí contemplando.
1 criticas constructivas:
Un vuelo espacial, es un derroche de imaginación.
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