Mi padre prometió que por mi cumpleaños me regalaría esa videoconsola que tanto deseaba. No tenía el dinero, así que decidió comprarla a plazos. Cuando ya estaba envuelta la señorita de los grandes almacenes le pidió los datos de la empresa.
- Ahora estoy en paro - dijo mi padre. La señorita, muy amablemente, objetó que en esas condiciones no podían admitir la compra. – Son las normas.
Mi padre empeñó el reloj chapado en oro del abuelo, ese al que tanto cariño tenía, y que le dio justito para pagar el regalo. Desde ese día llega tarde a todos lados.
Moncho Flores
3 criticas constructivas:
La cruel realidad cotidiana en un micro todo amor. Snif, snif.
Una fina mirada sobre los sucesos cotidianos y las miserias de la pobreza.
Estaría bien saber de dónde le sale la influencia mercantil, basura cotidiana y las crónicas de superficialidad a estos tres relatos buenos.
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