Yo, estúpido
Tropecé. La acera ardiente consumía mis pies cuando los audífonos revientan mis oídos. Dos, veintitrés, cuarenta, veintiocho y cuatro… ¿El último fue el cuatro? ¡Gané! Me volví hacía ambos lados, liberé a mis orejas de los cables y gané. ¡Gané! Un millón, mi hermano, un millón, cuando de pronto una monedita, una monedita para comer.
-No tengo.
-Por favor…- me pedía arrastrándose.
Saboreaba el millón así que toma las llaves de mi cuartucho, ya no lo necesito. Adiós, que te aproveche. Auriculares a las orejas y a cobrar, pero…, calles más allá, <
Lerit
1 criticas constructivas:
Raro el micro, los diálogos pasan de la frase al guión, extraño el texto y el formato.
Publicar un comentario