No me aferro al paraíso, siento atracción por las serpientes, por el dulzor de la manzana. No soy lo que piensan, intento de lo oculto. Lucho junto a mis sueños, nunca quise ser bueno ni formar parte del diseño. Escapé de predicadores, que prometen el cielo para transitar sonrientes el infierno. Siento atracción por las serpientes, por el dulzor. Disfruto de mis pecados, en delirios soy postal de mi pasado.
Busco luz en los versos, ellos me alientan a seguir tus huellas. Durante siglos seguí tus pasos, añoro el néctar de la fruta, deleite de tu cuerpo.
Andre Laplume
3 criticas constructivas:
Un relato muy interesante acerca de las distintas significancias del pecado. El dulzor es atractivo, no hay duda señor.
Saludos,
Margi.
Un micro con místico origen y filosófica alegoría.
El otro día pensaba en esta imagen: que suba un eructo a través de la garganta, que llegue hasta la boca; que éste tenga un sabor a manzana, un dejo, y que esa sea la premonición de un pecado cometido y poco recordado, como en una resaca.
Muy bueno el texto.
Saludos,
Uri.
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