Por Galez
Lunes. Sus rostros amados están escondidos tras todos los muebles del salón. Nerviosos. Oscuros, pese al hilo de luz artificial que entra por la ventana casi bajada totalmente. “La barriga del tío Juan se ve desde aquí”, susurra el pequeño Carlos. “Shhhh, ¡silencio¡”. Silencio. Una mano amada busca. Encuentra. Unas luces recién encendidas descubren un rostro sorprendido. Tornado en feliz. Se ha oído un dulce y sonriente “Feliz Cumpleaños” de sus voces amadas.



1 criticas constructivas:
Extraño texto que recrea un ambiente familiar.
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