Llegaba tarde a nuestra cita. Aquel horrible día no llevaba conmigo ni teléfono, ni dinero, ni tiempo.Tenia que localizarla de cualquier modo. Ví un muchacho esperando el autocar mientras leía un periódico.
Le supliqué que me prestara el móvil para una corta llamada, solamente quince segundos. Amablemente me ofreció su teléfono.
Busqué en mi cartera un papel arrugado con su número. Marqué los nueves dígitos y rápidamente en la pequeña pantalla apareció “Llamado a... Princesita”.
Ella tenia aquel número desde un mes atrás, y nosotros hacíamos el amor desde hacia veinticuatro semanas. Palidecí al instante.
Por Juan Valiente
5 criticas constructivas:
Me resulta, más increíble que la casualidad narrada aquí, el hecho de que alguien le preste el celular a un extraño para realizar una llamada!!
No es tan sorprendente Fersbery, a veces pasa, aunque sea difícil de creer todavía queda gente amable jaja. Otra, mm, mis disculpas al autor que en el escrito anterior creí que era una mujer (?) con respecto a este escrito me gustó bastante, terrible casualidad abrumó la vida del hombre! Forma más espantosa y sorpresiva de enterarse,imposible.
Buena idea :)
Bueno la tal Princesita, era un tanto put...( que soneto, che¡¡)
Tampoco tenía mucho gusto al elegir, uno que viaja en autocar, otro un consumado despiste... pero a pesar del todo, si llegaba tarde, era por que habían quedado.
(PDT: Son varias las veces que he dejado el celular, una de ellas a una niña perdida en un museo.)
JA ja ja. Muy bueno tu humor Juan Valiente.
jaja, qué duro que es presunto ciudadano! jaja xD
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