Algo se agolpa en mi interno
como sofocándome,
oprimiéndome el pecho,
Vislumbré que lo advertías,
solventé que lo deducías,
Juzgué que no era preciso
y dejé pasar el lapso.
Después…ya fue tarde.
En tu hora te marchaste,
y aún así, no esbocé nada.
Mis ojos,
nublados y dolientes,
mis labios, antes sellados,
tal vez por timidez,
cortedad o temor
o simplemente,
“porque ya lo notabas”,
hoy pretenden gritarte
y ansían ser atendidos:
Te quiero!
Roos
1 criticas constructivas:
Un poema de amor. Bien elaborado.
Publicar un comentario