En la calle yo busco el rastro de sus pasos. Recorro la ciudad todos los días hasta quedar exhausto. Siento pena por mí. No hay manera de que entienda que debo abandonar la búsqueda. A todo el que le pregunto si la ha visto, se encogen de hombros. No se como explicar que solo me distraje un segundo mientras ella se quitaba la ropa, luego los brazos, las piernas, el torso. Lo último que recuerdo, antes de que su cabeza desapareciera, fue aquel beso que me dio, y que es lo único que tengo como prueba de su existencia.
Por juanchejov@yahoo.com.ar
Por juanchejov@yahoo.com.ar
2 criticas constructivas:
Es algo habitual en los escritores evocar agún encuentro furtivo con alguién que nos atrajo en algún momento fugaz, tengo un escrito de cuando tenía 15 años que duplica el motivo de este relato.
Me gusta cómo va descomponiendo la imagen
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