- Siete, cinco, cuatro, dos, uno… ¡Mamá! ¿Qué viene luego del uno?
- El dos –contestó.
- Pero mira… -dijo mostrándole su cuaderno- Cuando nací éramos siete: vos, papá, mi hermano, la abuela, el perro, la empleada y yo. Nico se fue llevándose el perro, cinco. La abuelita murió, cuatro. Papá se escapó con Marisa; quedamos nosotros. Pero casi nunca te veo... Me siento un uno. ¿Qué viene luego? ¿El cero? ¿Me dejarás?
- ¡Jamás! -la madre tomó el lápiz y dibujó un bonito dos al final de la serie- Aunque te sientas uno, siempre seremos dos.
2 criticas constructivas:
¡Menuda lección le dio la madre al nene! Con esto aprendés o aprendés. Me gusta "Aunque te sientas uno, siempre seremos dos".
Muy buen texto, un juego de supresión.
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