-¡Vas a morir! Sos chiquitita y débil, tus alas están rotas, nunca volverás a volar.
La desesperación invadió a la mosca y tibias lágrimas rodaban por sus mejillas.
-¡Estás sola!-Repetía la araña mientras movía sus espinosas patas negras.
Temblando de miedo, la mosca notó como la telaraña se mecía.
Comenzó entonces a hamacarse plácidamente, y el vaivén de la tela, obligó a la araña a detenerse para no caer.
Las arañas saben que es más fácil atraparnos si estamos asustados y rendidos.
No dejes que nada te haga creer que no podés ser feliz sin importar el momento.
Martín Dellagorra
1 criticas constructivas:
Viene con enseñanza, tipo máxima didactica, hay poco de eso en el concurso. Casi diría de autoayuda. Me gusto el tono de Moraleja clásica que tiene.
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