Estoy hambrienta de tu cuerpo blanco, naranja, azul, de tu boca eléctrica y espinosa, de tus perforantes dedos capaces de envolverme. Estoy hambrienta de tu dolor aceitoso y sanguinolento que llena la habitación con sacudidas puntiagudas, que se introduce en la medula de los huesos, que se fragmenta en espacios espirales aun más dolorosos todavía y casi no me dejan respirar. Estoy hambrienta de tus latidos y convulsiones. Estoy comiéndome los segundos para que antes de que nuestros cuerpos se estrellen en los vértices de tus ojos, se mueva el mundo y pierdas tu brújula y te pierdas conmigo…
Virgo
1 criticas constructivas:
Un canibal amoroso... Virgo, un relato exaltado y lleno de deseos.
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