Era un día espléndido. Soleado, diáfano, brillante. La espuma del mar figuraba que el mismo estaba a punto de hervir.
Los niños jugaban en la arena. Ellos sentados juntos, abrazados, disfrutando de sus hijos. Riéndose de las caídas del más pequeño que recién comenzaba a caminar.
Gozaban bajo las palmeras de ese aire puro, ese agua celeste, esa arena blanca.
Se besaron sintiéndose y siendo, ciertamente privilegiados. ¿Qué más se podía pedir?
De repente, en el horizonte, comenzaron a verse tres siluetas con cruces rojas. La profecía tenía razón. Para completar su felicidad los Dioses llegaban desde el mar.
TUPAC
2 criticas constructivas:
Sin nombrarlo habla de la llegada de los españoles a América, el paraiso que pronto se destruiría. Admiro la pericia del escritor en contar esta historia.
Excelente. El principio del fin para los felices habitantes de América.
Publicar un comentario