—Vamos a salvar a la humanidad —dijo el último hombre sobre la Tierra.
Y le hizo el amor, por última vez, a la última mujer.
—Cuídate —le dijo antes de morir—, porque en ti dejé una semilla.
—Hemos perpetuado la especie —ella lo miraba, imaginando el futuro.
Faltaba agua.
El mundo se secaba.
El viento se llevaba todo.
Pocos árboles y plantas resistían tal sequedad. Lo único que abundaba eran las manzanas. Manzanas verdes. Manzanas rojas. Manzanas que una voz oculta y admonitoria le ordenó al niño, mil veces, que no comiera.
9 criticas constructivas:
real, sincero - me tocó
Profundo. Muy bueno y real.
Excelente, inspirador...
Síntesis poderosa, intensidad insospechada. Me gustó!!!
Postapocalíptico a full, con toques bíblicos, un buen relato que transporta.
Sintético, locuaz, maravillosamente aterrador.
Paráfrasis del génesis con lenguaje quirúrgico. Felicitaciones!!!
Muy bueno el cierre: condensa la densidad del diálogo y constituye la apertura del mundo bíblico.
Alan Pauls
puede ser un buen recomienzo de todo... jaja.
Publicar un comentario