El príncipe Hipocondrio estornudó, totalmente convencido de haber contraído un virus informático.
El médico quitó los gérmenes de sus lentes con un gesto de profundo desagrado, y le sacó el termómetro. El termómetro marcaba que en ese momento eran las 13:15.
Harto de la inutilidad de sus instrumentos, decidió hacerlo él mismo. Y se zambulló en la axila de su paciente.
Nunca más se supo de él.
Martel.



1 criticas constructivas:
Loquísimo, va más allá de lo estructural, ya saben que este tipo de textos son los que más me gustan, lastima que no tengan tantos seguidores.
Publicar un comentario