Las separaron a golpes en cuanto descendieron del vagón de ganado, y no volvieron a verse hasta unos días más tarde, en el matadero de la cámara de gas. Decenas de cuerpos les impedían acercarse la una a la otra. En medio de los gritos de desesperación que estremecían la sala, antes de que el gas las asfixiara, madre e hija, por unos segundos, con los ojos, se dijeron todo lo que querían decirse. Y lo último que se llevaron de este mundo de locos no fue el odio, sino el amor.
Por “Fiodor Chejov”
8 criticas constructivas:
Vaya, indignante realidad la del contexto envolvente... bella realidad la que lo trasciende.
Un instante de magía en un proceso de terror, lo bueno de la literatura comprometida es que advierten a la sociedad con una sensibilidad especial. Muy bueno. Espero que este texto llegue lejos.
recorde la Escena de la camara de gas de "la lista de Schindler"...muy emotiva.
buen relato...realmente estremecedor.
Muy buen microrrelato, un ejemplo de cómo con tan poco texto se puede transmitir tanto.Imágenes contundentes, emotivo final,reparador, que permite al lector encontrar alivio en la angustia que lo anterior produce.
Buenisimo, casi me hace llorar.
Recuerdo todas esas historias del "holocausto".
punto bueno
Hay que seguir escribiendo sobre aquello y sobre "nuestras" guerras, mis dos abuelos murieron en la guerra civil española.
Os recomiendo leer a Primo Levi.
No está mal el texto, aunque sería más interesante desde una nueva perspectiva, porque de este tema hay mucho que decir, pero falta innovar.
Descarnado, real. En un entorno devastador la imagen del amor prevalece en su más elevado concepto: nuevamente los vínculos, sublevados a su esencia primordial, pura. Cien palabras, un mundo, un universo que no deveríamos olvidar.
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