En el techo del Montessori, con la isla detrás y el sol cayendo, la silueta de dos buitres que se acomodan mutuamente las plumas me inquieta... ya no parecen grotescas aves negras que sobrevuelan la muerte, como he creído desde pequeño... sino parecen más bien [y tan solo] dos amantes marginados por ese manto fúnebre que llevan a cuestas. “Mensajero de malas nuevas: un trabajo más, como cualquiera.”
Desprejuiciado, un poco más libre, apago el cigarrillo y me paro junto al parapeto de mi azotea, para fingir que me acomodo las plumas yo también... y a ver qué pasa.
Por Milton
3 criticas constructivas:
Hasta les agarras simpatia a los pajarracos. Bien redactado y excelente elección de imágen.
Muy buen relato (para leerlo es necesario ampliar la imagen).
¿La batalla entre el hombre y la muerte?
Hubiera sido amable no enviarlo impregnado en una imagen -__- no leo nada!
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