_Por ese trapo rojo de mierda _ gritó Julia mientras se la llevaban.
Había sido precavida; nada de libros, no más que los manuales del alumno bonaerense, que las editoriales mandaban periódicamente a los docentes. El Quijote no podía ser sospechoso, aunque pensándolo bien-se dijo para sí- pero se resistió a tirarlo; los discos de los Quilapayún, varios números de Estrella Roja y hasta los cuadernillos de Crisis; todo fue a parar a la parrilla la semana anterior. La casa estaba limpia. Si no fuera por esa maldita bandera de remate que su padre había usado para tapar el agujero de la chapa.
El capitán miró hacia el techo y con un gesto de complacencia ordenó que bajaran la prueba de la felonía.
1 criticas constructivas:
El ser zurdo en Argentina, rojillo en España era sinónimo de delincuentean algunas épocas negras de la historia.
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