Lavé el camisón de seda (azul todavía) y lo colgué al sereno de la noche. O a la serenidad de la Luna. Lo observé cómo lucía mojado, me sorprendió su luminosidad.
Y una brisa suave barrió historias fósiles, le devolvió la virginidad para ofrecérsela a la Selene.
Volví a observarlo y recordé… cada palabra. Cada sendero de sus manos. Su boca navegante ansiosa de sedas sin azules. Mi ingenua osadía, su atrevida sapiencia.
Después, les permití el vuelo, eligiendo su desorbitado, ardiente, experimentado y bien merecido silencio.
Tilde.
7 criticas constructivas:
Resplandecía con esa rara y única luminosidad con la que el amor viste todas las cosas.
Seguro que en su vuelo silencioso llevó la luz al recuerdo enamorado.
Texturas,olores,colores...dispara el pensamiento y trae recuerdos tan vívidos como el instante que ya fue
Es un relato volado, todo flota como el camisón de seda azul.
Me gusto la profundidad que guarda ese camison dificil de olvidar, tan genuino que adquiere vida
Cada palabra como parte de sus hilos historias del camisón azul que guarda para sí secretos trascendentes entre la luna y la noche. Felicidades por este texto poético. Homero.
Me subí a esas imágenes cargadas como si fueran alas y me dejé llevar por ese viento que acariciaba lo que colgaba del cielo como si fuera una estrella por el brillo. O tal vez el corazón de la luna?... Lomer
El recuerdo es un excepcional detergente -azul, posiblemente- que no quita las manchas de la vida, sino que las esconde de los ojos sin mancha.
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