Los vestidos y las máscaras eran similares, con sutiles diferencias. No así sus temperamentos. En la oscuridad rojiza de la habitación Anastasia trataba de convencer a su compañera para que la asistiera en su proyecto. La más pequeña trató de rehuir, pero le fue imposible, Anastasia no era de las que claudican a sus caprichos.
En sus delicados rostros de porcelana no se advertía el demoníaco plan. Ambas darían muerte al resto de las muñecas.
MORA
1 criticas constructivas:
Muy buena imagen y excelente relato que va más allá de la realidad.
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