Concurso Microrrelatos 2
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9/04/2008

Pulperías

Falapo en la portesuela, triquica la comarca, desquita en sus afines aprobios los cortejos. Malandrines!! Agitorea su antediluviana carpabra. Ni hieles ni eles, acamarar, y ventilar la vida.
Asi, con este falapo final, crocotean la ranas al botente gaguero.



Clemente Cloir

7 criticas constructivas:

Anónimo dijo...

Sin comentarios.
(será rebuscado de concurso, más no encuentro en la RAE(Real Academia española) que es falapo, ni triquica...)

Grupo 5 dijo...

Igual que el Ciudadano, me he quedado sin comentarios... El relato sin duda alguna es original, pero la originalidad no siempre resulta en una optima calidad.

Anónimo dijo...

Boris Vian estaría en su salsa, e un puro juego e palabras, una abstracción absurda pura, me encantan etas cosas aunuqe se que son incomprenibles yo le encuentro sentido. Ja ja ja. Muy bueno Clemente Cloir.

Casaubon dijo...

Esto es una suerte de imitación de lo que hizo Cortázar en el capítulo 68 de Rayuela, donde narra maravillosamente un encuentro sexual con neologismos incomprensibles:

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.

asd dijo...

No me agrado, no me dijo nada.

Eric Ahumada dijo...

No sé si sea Cortázar el antecedente más claro. Soy simple: recuerdo la pulpería que está acá cerca del barrio como invitación a bailar con la chica grosa a ritmo de Rigo Tovar, los eructos animosos de los tertulianos y, más lejos las jitanjáforas (término adoptado por Alfonso Reyes en 1929) del escritor cubano Mariano Brull

Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveola jitanjáfora
iris salumba salifera.

Olivia oleo olorife
alalai cánfora sandra
miligítara girófara
zunbra ulalindre calandra.

Anónimo dijo...

Qué necesidad de hacer semejante revuelo con las palabras? el texto anterior no tenía sentido pero podía leerse, esto es algo raro y que no admite opiniones =/