El sol se elevó perezoso, blanquecino. Las aguas seguían rodeándolos como una interminable y espejada superficie.
La paloma extendió sus alas y enseguida se perdió en el cielo.
Ellos la esperaron esperanzados, impacientes, pero pasaron las horas, los días y nunca regresó. Se miraron angustiados, nada podían hacer, en el Arca ya no quedaban más aves.
Por Marcelo González
3 criticas constructivas:
Un final alterno al diluvio del génesis. Has aprovechado al máximo el microrrelato.
Me gusta la palabra blanquecino. La uso a menudo. Estas dentro de mis favoritos.
Otro texto bíblico, simpre me atrajo el tema la construcción del Arca desde chico, así como la orre de Babel, da para mucho, pero este relato está muy bien logrado.
adskjfhadskjlfhadjk >< a mí me pone de mal humor; no creo en ellos.
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