Concurso Microrrelatos 2
Bienvenido al Concurso De Microrrelatos

organizado por el taller Literario La Nave Fue y Volvió.

POR FAVOR, selección su opción.

7/09/2008

Michel

Detrás de un árbol apareció un extraño ser, una especie de pantera color azul, orejas negras y patas enormes. Me produjo una pésima sensación, Michel estaba dentro de aquel animal, era su cara. Empecé a temblar, no sabía si gritar, callarme o esperar la reacción de aquel animal tan extraño. Al cabo de unos segundos, que a mi me parecieron horas, el animal se cercó, olió mis manos y clavo un aguijón que llevaba en la lengua, empecé a marearme, mi vista se nublo, y me desmaye. Al despertar el animal estaba mirándome fijamente sin parpadear, era Michel entonces….



Por Lois Tarranco Ii

4 criticas constructivas:

Anónimo dijo...

Un final abierto por fin, llenen los puntos suspensivos con lo qe quieran, el autor nos introduce en un mundo fantastico y nos deja en el aire, ja ja. Mientras leía este relato me hizo acordar a "Denis" el lobo que se convierte en hombre las noches de luna llena, cuento del mágnifico Boris Vian, imperdible, despues se hizo una canción que sonó mucho y me parece escucharla de fondo mietras leía este texto.

Pastromer dijo...

Sinceramente no me gustó. Pero en gustos se rompen generos.

Me parece rebuscado.

Pero habrá quien le guste la situación. Tal vez si se hiciera más digerible buscando acomodar la idea en otra forma.

Saludos.

Pablo Sánchez dijo...

Costo concentrarme en el relato, pero al final lo conseguí.

LA idea queda abierta entonces, un final tácito. Imaginación al lector.

Anónimo dijo...

Todas las mañanas legañosamente despierto, me arrastro pavorizado

hasta el cuarto de baño. Una vez allí, y a golpe de cerviz, alzo mi cabeza y comparezco ante el espejo. Exploro mi cara y atisbo mi nariz. ¡Albricias! Está ahí, con sus dos agujeritos y todo. Resoplo de gusto y suspiro del susto.

Las armas letales de los olores naturales, uniformadoras arbitrarias de pituitarias, no han podido amputar mi apéndice mejor erguido y sustituirlo por una fresa virtual.

La pesadilla de la noche es la realidad del día y no me atrevo a salir a la calle. La cafetería huele a naranjas de la China, en el coche a membrillo podrido, en la librería a Ajaxpino, en el cine a casa de citas, y no precisamente literarias, y en la mayoría de los aseos, te asalta la duda de si la resolución de los apretones es en realidad un manojo de rosas.

Los hijos bastardos de los aromas campean por todos los locales de la ciudad. Yo, me quedo en casa bien pertrechado de tinto y tinta, quizá aquí pueda conservar el sentido.