Concurso Microrrelatos 2
Bienvenido al Concurso De Microrrelatos

organizado por el taller Literario La Nave Fue y Volvió.

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10/30/2008

[NULO] El ángel caído


Un fragor sordo zumbó por sus oídos y un agudísimo pinchazo en el corazón le privaron de todo movimiento, sólo su mente quedó móvil. Por primera vez y de una manera abrumadora y absoluta, sus pensamientos abarcaron la totalidad del dolor. Un ventarrón estelar, cósmico, acababa de barrer todas las brumas que el piadoso Dios había enviado para cubrir la desnuda realidad. La razón despertó furiosa: sus ojos vieron y sus sentidos se llenaron de algo, mientras sus latidos le hablaron al mundo, y el secreto que le delataba y esperaba, tomó su verdadera y definitiva significación.

La mente - que no sus piernas -, le llevaron al centro de la estancia, su mirada extraviada abarcó perfiles jamás vistos. La angustia y la soledad se le subieron a la garganta y tragó saliva.

¿Hablo? ¿Qué importa mi mensaje? ¿Qué son las palabras, si yo de ahí de dónde he caído, sólo existen en el corazón?

Un gesto de infinito desconsuelo, unas lágrimas sin medida, también tenían su voz. Sus pensamientos gritaban su descubrimiento y pocas cosas eran las paredes estrechas de las mentes humanas para frenar su alarido: ¡era verdad, había caído del cielo y ahí estaba, solo, extrañado y nadie le descubriría jamás! ¿Quién reconocería a un ángel caído del cielo?

Alma humilde.

2 criticas constructivas:

Anónimo dijo...

Para quienes no sepan el angel caido es el demonio, no en este caso que se trata de uno tipo Nicolas Cage, ja ja ja, no fuera de broma, lastima que se excedio del numero e palabras, porque es un buen relato que deja muchas dudas e inquietudes.

Anónimo dijo...

Un fragor sordo zumbó por sus oídos y un agudísimo pinchazo en el corazón le privaron de todo movimiento, sólo su mente quedó móvil. Por primera vez y de una manera abrumadora y absoluta, sus pensamientos abarcaron la totalidad del dolor. Un ventarrón estelar, cósmico, acababa de barrer todas las brumas que el piadoso Dios había enviado para cubrir la desnuda realidad. La razón despertó furiosa: sus ojos vieron y sus sentidos se llenaron de algo, mientras sus latidos le hablaron al mundo, y el secreto que le delataba y esperaba, tomó su verdadera y definitiva significación.


La mente - que no sus piernas -, le llevaron al centro de la estancia, su mirada extraviada abarcó perfiles jamás vistos. La angustia y la soledad se le subieron a la garganta y tragó saliva.

¿Hablo? ¿Qué importa mi mensaje? ¿Qué son las palabras, si yo de ahí de dónde he caído, sólo existen en el corazón?

Un gesto de infinito desconsuelo, unas lágrimas sin medida, también tenían su voz. Sus pensamientos gritaban su descubrimiento y pocas cosas eran las paredes estrechas de las mentes humanas para frenar su alarido: ¡era verdad, había caído del cielo y ahí estaba, solo, extrañado y nadie le descubriría jamás! ¿Quién reconocería a un ángel caído del cielo?


Alma humilde.