Concurso Microrrelatos 2
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11/26/2008

La jornada libertaria


Una jornada rebelde se aproxima,
alejándose,
En la que concurriremos,
Falo al viento,
A los establecimientos del municipio.

Nos sentiremos, acaso, liberados.
Diremos que nos justifica la opresión,
Los treinta llantos del mes,
La bisiesta y eventual calamidad.

Sonreiremos al jefe,
Desafiantes,
Con el frío entre el pubis,
Enviaremos siete faxes,
Sin el más mínimo reparo.

Pero la libertad,
(su opuesta encadenación)
Se emperra:
Cobraremos a fin de mes:
Catarro.
Multa por desacato laboral.
Y en los casos más extremos:
Cuerpitos a la calle.

Esa jornada será por fin,
La libertaria.

Uri

20 criticas constructivas:

Anónimo dijo...

Me gustan los poemas con contenido social, con crítica, como lo es este que adquiere un caracter reflexivo y combativo.

Um agasajos dijo...

La experiencia de la rutina diaria es, muchas veces, agobiante. Ir y volver del trabajo a casa, la calamidad de los transportes de la ciudad, a veces generan una furia inaudita.
¿Han visto "Un día de furia? ¿Nunca les ha pasado? Esos días en los que uno quisiera destruir todo.
Estas líneas creo que cuentan de un modo muy bello y sincero esta realidad que muchos vivimos.
Muchos, tantas veces hemos querido aparecer falo al viento, gritando.

Uriel Bederman dijo...

Muchas gracias por comentar. A este poema, en particular, le tengo un aprecio extraño. La ciudad es un elemento que me obsesiona, y las letras me ayudan a mitigar lo que de ella me duele.
Saludos y gracias por la publicación.
Uri.

Marymar dijo...

Bien Uri. Estoy con vos, la ciudad también me asfixia y me gustaría liberarme, aunque no sé si me alcanzaría con escribir un poema. Personalmente, tendría que ir al Tíbet para desenchufarme. Sí, vi "Un día de furia", me encantó,

Carmen de Garay dijo...

Muchas veces pienso que el trabajo en situación de dependencia te hace esclavo de la versión moderna del terrateniente. Mejor el trabajo independiente... que te hace esclavo de vos mismo. No tenés horarios ni entrada segura y todas las cargas sociales recaen en vos... ¿alguna salida en esta ciudad extraña?

Unknown dijo...

Es tristemente cierto y algo que sentimos todos. Algunos pocos a veces, y otros no tan afortunados, todos los días. Es enfrentarse a la dicha de lo que deberíamos hacer y lo que queremos hacer. Y ese "deber hacer" encadenado de por vida a las necesidades, satisfechas si y solo si directa o indirectmante a través del salario, es el que limita nuestra Real Libertad. ¿Quien no dijo?: “¡No quiero esto para mí! ¡No me gusta mi jefe! ¡No me gusta mi trabajo! Yo tenía que seguir con el arte ¡Renuncio vejo!” Pero después mirando para atrás esta la casa, la familia y las cuentas pendientes por pagar...Entonces, ¿que tan libre somos? ¡Me encanto Uri!

Um agasajos dijo...

Vuelvo. Tengo un amigo que estaba trabajando muy cómodamente, con buen sueldo, estaba tranquilo. Muy. Me llama ayer y me cuenta que lo despidieron. Esto de la crisis financiera mundial es una gran excusa. Al instante recordé este poema y le dije que pase a leerlo. Supongo que a él, como a tantos, le hubiera encantado llegar falo al viento a las oficinas. Que ésa se la crisis.

Um agasajos dijo...

Corrijo el final de mi comentario: "Que ésa sea la crisis".

Blog dijo...

Uri, que buena manera de volar por sobre los edificios de la ciudad, desde allí se pueden ver los relieves cuadrados de los rascacielos como montañas y las cabezas de la gente como granitos de arena. ¡Somos tan insignificantes viendo el todo! ¿Qué tendría de malo entonces pasearse desnudo frente a todos? Nada, sino mucho de bueno... ser.

Agasajos MAU dijo...

Este poema tiene, hay que decirlo, una tremenda actualidad, pero a su vez una profunda forma de ser más allá del tiempo presente.
Recuerdo la lectura de "Sábado de gloria", de Ezequiel Martinez Estrada. ¿Alguien lo leyo?

La búsqueda de libertad del hombre de ciudad es algo que lo ha aquejado desde largo tiempo. Este es un muy buen retrato de esa angustia y, empero, brinda una profunda esperanza.

Unknown dijo...

Paaaaaaaaaaaaa! Poemón viejo. Qué imagen esa de estar enviando siete faxes en bolainas, qué imagen. Qué bueno poder ser desafiantes, no en la rebulsiva complacencia de la sonrisa estúpida frente a los poderosos. Es muy interesante, está genial, quiero vivir ese alejamiento de la calamidad.

Al margen, coincido con lo que dicen por allí: ¡qué gran excusa esto de la crisis financiera mundial! ¡qué porquería el modo en que se aprovechan de eso para empezar a despedir gente al tun tun!

Saludos,
muy bueno,
Mauro Vicente.

Unknown dijo...

Me llamó la atención el título y vine. Se ha generado un debate interesante che, actual, DIGO QUE UNA SUERTE DE REBELIÓN, UNA SIMILAR A LA QUE PLANTEA EL POEMA, DEBE COMENZAR A SER EJERCIDA. Bueno, bajo las mayúsculas y digo que el poema en cuestión es una gran metáfora de una realidad dolorosa que experimenta el citadino, pero che, algo similar tenemos que hacer, no puede ser que aceptemos tan pasivamente la impunidad con la que se manejan los empresarios, decidiendo destinos y vidas, bajando pulgares cuando se les ocurre bajarlos, no. No puede ser así, no debe ser así. El poema cuenta esto de llegar desnudo a las oficinas del municipio y ejercer la rebeldía, el desacato.
Y un poco que es así: cuando el cuerpito esté en la calle, allí, entonces, quizá surja una suerte de libertad. Aunque también hay que pagar las cuentas a comienzos del mes.
¿Qué piensan ustedes?
Salú, PANCHO.

Uriel Bederman dijo...

Muchas gracias a todos por los comentarios.
Me gusta eso que alguien ha dicho, emparentando la desnudez a la existencia, a una cierta vedad.
Saludos y gracias,
Uri.

Unknown dijo...

Rescato también lo que dijo Roxana: "¡Somos tan insignificantes viendo el todo! ¿Qué tendría de malo entonces pasearse desnudo frente a todos? Nada, sino mucho de bueno... ser."

Volví a leer estos comentarios, y ése me llamó mucho la atención.

Saludos a todos.

Unknown dijo...

Añoro esto que no llegó,
Esta jornada que debe alcanzarce,
El día en que podamos decir:
"Somos",
"Queremos",
"Estamos",
Y de nuevo: "Somos".
¡Qué importante poder ser!
Poder gritarlo.
No esconderlo.
Mi voto, sin dudas,
A la existencia.

Muy lindo,
Marga.

Unknown dijo...

Trabajo hace 21 años en una dependencia pública. Hay algo allí que lo inmuniza a uno, una suerte de antídoto que se te encaja de una manera algo involuntaria.
Es que sino, se hace imposible la cosa.
Lindo poema Uri.
Te dejo un saludo.

Unknown dijo...

Me pregunto yo si algunos de los que aquí comentarmos nos animaremos a trascender la poesía o si simplemente ella se quedará allí, en la promesa.

Unknown dijo...

*** Un grito contenido que busca una salida hacia la libertad, en medio de la opresion. Bellisima composicion. andre, laplume.

Uriel Bederman dijo...

De nuevo gracias por los comentarios.
Creo, respondiendo a la pregunta que hace Francisco, que el espíritu poético es ya un modo de actuar ante lo que nos oprime. Pero claro, quizá haga falta un paso más.
Saludos,
Uri.

JuntosSolo dijo...

me paseo constantemente por lugares distintos, para que los ojos no se acostumbren, para no dejar de mirar hacia arriba y perderme la altura de la ciudad. Esta me parece una buena forma de mirar de nuevo eso que nos inquieta y nos lleva a salir un poco de la rutina, a tener ese momento de rebelión, me imagino que muchas pequeñas revueltas harán una grande o por lo menos nos alegrarán el día.
abrazos, de Allende los Andes.